Autoridades destacaron el valor de la solidaridad, la cual prioriza el apoyo a la comunidad más vulnerable.
El comedor solidario de la Basílica Santa Ana de Rengo fue visitado por César Morales Morales, secretario ejecutivo de Fundación Caritas Rancagua, y Matías Orellana Cuellar, jefe de la División de Desarrollo Social y Humano (DIDESOH) del Gobierno Regional de O’Higgins, en una actividad que tuvo como propósito reconocer y valorar el trabajo que allí se realiza en beneficio de la comunidad más vulnerable.
Durante la jornada, las autoridades compartieron con las personas beneficiadas en este espacio solidario y destacaron la labor del párroco Pedro Pedraza, así como el compromiso de las voluntarias que, cada lunes y jueves, preparan con dedicación los alimentos que se entregan. Su esfuerzo constante ha permitido que este comedor se convierta en un lugar de acogida, dignidad y esperanza.
Matías Orellana, jefe de DIDESOH del Gobierno Regional, sostuvo que “el Gobernador Regional Pablo Silva Amaya, junto al Consejo Regional (CORE), por sexto año consecutivo han decidido priorizar esta iniciativa (…) se trata de un proyecto sumamente importante para nuestra comunidad. Hablamos de personas de la tercera edad, personas en situación de calle o población vulnerable, que realmente se necesita nuestro apoyo y ellos valoran mucho esta iniciativa. Estamos felices de apoyar a la comunidad y que podamos disponer de alimento de calidad”.
Este comedor forma parte de un proyecto financiado por el Gobierno Regional y ejecutado por Fundación Caritas, que contempla la implementación de 46 comedores sociales y ollas comunes en nueve comunas de la Región de O’Higgins. Gracias a esta iniciativa, cientos de personas reciben no solo un plato de comida, sino también el acompañamiento humano y el respeto que merecen.
Durante la visita, el representante de Caritas Rancagua agradeció al Gobierno Regional la posibilidad de trabajar en conjunto para mejorar y dignificar la vida de las personas más vulnerables de la comunidad, como son las personas mayores y en situación de calle, a quienes está dirigido en gran medida el quehacer de la acción social diocesana.
La visita fue un gesto de reconocimiento al valor de la solidaridad organizada y al impacto concreto que se genera cuando instituciones, comunidades de fe y voluntariado se articulan en favor del bien común.


