El fin de semana nos despertamos huérfanas por el asesinato de una mujer uniformada y seguimos viendo la indolencia e inexistencia de autoridades que nos protejan. Nos despertamos con una sociedad que clama de dolor y que pide a gritos mayor seguridad, ante un crimen que ya se volvió habitual para las chilenos y chilenos, y peor aún, a la familia de Carabineros de Chile.
Rita Olivares, Sargento Segundo, madre, hija, hermana y amiga, fue asesinada por delincuentes y prófugos de la justicia en Quilpué, tras recibir un balazo en su cabeza mientras intentaba frustrar un asalto. Una servidora pública, una compatriota, a la que decidimos entregarle el monopolio de las armas para defendernos, pero que nada pudo hacer ante el lumpen y la delincuencia desatada en nuestro país.
No se extrañen de la ineficacia de quienes gobiernan el país, son los mismos que saltaban santificando al “perro mata pacos” y que alababan a un grupo que gritaba “puta, maraca, jamás paca”, esa es la verdadera alma de este gobierno, el mismo espíritu que pretendieron imponer en el primer proyecto constitucional y que hoy estamos llamados a cambiar.
Atentar contra Carabineros es atentar contra la democracia. Pero nuestro actual Presidente, junto a dos de sus ministros -Jackson y Vallejos-, mientras eran diputados rechazaron los siete proyectos contra la violencia, como la ley antibarricadas, la ley de fuegos artificiales, la Ley Juan Barrios, la Ley que exige la renuncia al uso de la violencia en política y la Ley de infraestructura crítica.
Los chilenos no sufrimos de amnesia, eso es subestimar a los millones de hombres y mujeres que exigen más seguridad para vivir. La confianza en el duró hasta que intentaron catapultar el fracasado texto constitucional, con ideologías extremas, donde el Estado se convertía en amo y señor y nos fragmentaba como sociedad.
Ahora es cuando no le creemos a un Presidente que dice que se querellará, cuando estuvo en contra de todas las iniciativas legales para darnos más seguridad. En un país donde las mujeres son mayoritariamente jefas de hogar, en un gobierno que se declara “feminista” y un Presidente que dice “vamos a ser como perros en la persecución de la delincuencia”.
Esas palabras solo suenan como ecos y promesas al viento sin cumplir. La ciudadanía está cansada esperando tengan rostro y realidad en la nueva Constitución que se debe escribir, una madre de todas las leyes que nos abrace y no nos violente al indultar a delincuentes.
Por Ivonne Mangesldorff
Abogada y Periodista