El Accidente Cerebrovascular (ACV) es una emergencia médica en la que cada minuto cuenta. Profesionales de salud de toda la región se están preparando para reconocer los síntomas y actuar con rapidez, porque el tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Un dolor de cabeza repentino, dificultad para hablar, perder fuerza en un brazo o ver la cara caída de un lado. Estos pueden ser signos de un ataque cerebral, también conocido como ACV. Es una de las principales causas de muerte y discapacidad en nuestro país, pero si se atiende a tiempo, muchas personas pueden recuperarse sin quedar con secuelas graves.
Conscientes de esta realidad, el Servicio de Salud O’Higgins está capacitando a sus equipos de urgencia en toda la red asistencial para actuar lo más rápido posible frente a estos casos. El objetivo es que, sin importar si el paciente llega a un hospital grande o a un centro de salud rural, reciba la mejor atención posible desde el primer minuto.
El doctor José Rubén Beltrán, neurólogo del Hospital Dr. Franco Ravera Zunino, fue quien lideró una reciente jornada formativa sobre este tema. Explicó que el ACV se produce cuando una arteria del cerebro se tapa, impidiendo que llegue sangre a una parte del cerebro. Eso puede causar un daño muy grave, pero si el paciente es atendido dentro de las primeras horas, hay tratamientos que pueden salvar vidas y evitar secuelas.
Por eso, esta capacitación entregó herramientas para que el personal de salud pueda reconocer los síntomas de inmediato y activar los protocolos necesarios. “En este tipo de urgencias, cada minuto cuenta. Mientras antes se actúe, mejor será la recuperación de la persona”, señaló el especialista.
Braulio Seura, referente del área de urgencias del Servicio de Salud O’Higgins, explicó que se está trabajando para que toda la red tenga claros los pasos a seguir frente a estos casos. “El objetivo es que los equipos sepan cómo actuar, cómo derivar al paciente y cómo coordinar la atención lo más rápido posible”, indicó.
La doctora Loretto Riveros, jefa subrogante de la urgencia del Hospital de Santa Cruz, valoró especialmente esta instancia de aprendizaje para hospitales de menor complejidad. “Muchas veces, los pacientes llegan primero a hospitales como el nuestro, que no tienen toda la tecnología de un hospital grande. Por eso es tan importante saber qué hacer, reconocer los síntomas y derivar de forma oportuna. El tiempo puede salvar vidas y también mejorar la calidad de vida de quien sobrevive a un ACV”, comentó.
Este tipo de capacitaciones forma parte de una estrategia más amplia que busca mejorar la atención de urgencias en toda la región, enfocándose en las llamadas “patologías tiempo-dependientes”, como el infarto, los traumatismos graves y el ataque cerebral. Porque cuando se trata de la salud de las personas, cada segundo cuenta.