Caos vial en San Fernando afecta la calidad de vida

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Desde hace meses, la autoridad militar, que ejerce como jefe de zona en O'Higgins, general de ejército Jorge Jaque, ha decidido, como medida sanitaria, el corte de tránsito en la avenida Manuel Rodríguez entre las calles Chillán y O'Higgins. El supuesto implícito es ocupar la calzada, para que las personas usuarias de los bancos, hagan la fila ahí y permitir mayor distancia física.

Cabe preguntarse si esta medida es efectiva o si la relación costo beneficio es tan notoria y evidente, que justifica su implementación como política pública. Lo primera reflexión que la ciudadanía observó, fue la falta de coordinación con el municipio para, como medida de mitigación por el impacto en el tránsito vehicular, se prohibiera estacional en las calles Quechereguas y España, las vías alternativas ante el cierre de la avenida. Como suele ser la tónica de la actual administración municipal, el decreto prohibiendo estacionar llegó tarde y además, no se cumple por negligencia en su implementación y fiscalización.

La congestión vehicular en nuestra comuna provoca no solo que los tiempos de traslado aumenten para desplazarse, sino una demora mayor en los tiempos de respuesta de los servicios de emergencia, como bomberos, policía o ambulancias.

La ciudadanía también ve mayores dificultades para acceder a la locomoción colectiva, por la confusión que el caos vial provoca. El servicio de colectivo (gremio al que pertenezco. Aclaro por posible sesgo en mi opinión que es sano trasparentar) y de micros ha mermado en calidad, tanto en frecuencia como en cobertura de sectores para prestar servicio. Claro, muchos optan por trabajar solo a un lado de esta muralla divisoria que se ha transformado el corte de la avenida en las mañanas.

Los días de feria en Manso de Velasco este panorama se agudiza. Dos días a la semana, las principales vías de conectividad de la comuna están cerradas.

Las personas con movilidad reducida, sea esta por situación de discapacidad temporal o permanente o adultos mayores, tienen que caminar más para acceder a sus puntos de destino o tomar locomoción. No pocos han aumentado su gasto en transporte, pues deben realizar más de una combinación producto de la merma en la cobertura del servicio consecuencia de los cortes. Las pensiones ya son miserables y el aumento de sus costos en transportes, repercute directamente en menos recursos para alimentarse, en un escenario donde las ollas comunes en San Fernando, un gran porcentaje de las y los usuarios son adultos mayores.

Todos y todas hemos observado que la afluencia de público en los bancos se ha normalizado y por ende ha bajado. ¿Es solo sanitaria la medida de tener a los militares cortando la avenida?

Lo dudo. A mi parecer, al gobierno de Sebastián Piñera le acomoda militarizar la sociedad. La carga emocional y simbólica que para la mayoría de las y los chilenos significa ver los militares en las calles, con sus armas de guerra, nos evoca los tiempos oscuros de la dictadura cívico militar. Pareciera que la militarización de las calles, dado que trae más perjuicios que beneficios como hemos expuesto, tiene más una justificación de control social mediante el miedo, que en una medida sanitaria. La permanencia del toque de queda va en la misma dirección. ¿O el virus de noche es más peligroso? ¿O de noche se producen más aglomeración?

Para mitigar el impacto en el aumento en los tiempos de traslado, descongestionar las calles, medidas que van en la dirección de aliviar el estrés que ya afecta a nuestra población consecuencia de la pandemia y la precarización de la vida que el sistema neoliberal produce en la inmensa mayoría, las líneas de colectivos han propuesto la habilitación de un corredor, de fácil implementación usando conos, solo para permitir el paso de vehículos y no para detenerse para tomar o dejar pasajeros.

Esta simple medida ayudaría a reducir los tiempos de desplazamiento, mitigar la congestión vehicular, con los beneficios evidentes en la población que día a día se desplaza al trabajo, compras de insumos, a servicios médicos y otros. Además, permite a la autoridad seguir con su objetivo oculto de militarizar la sociedad y que esta normalice la presencia de militares en la calle.

Alejandro Herrera

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