Importancia de la etimología en la enseñanza de las ciencias

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Muchas palabras del idioma español que usamos en nuestra vida cotidiana tienen origen en idiomas como el griego y el latín. Junto con ello, la terminología utilizada en el ámbito científico también tiene raíz en estos idiomas, debido a que estas culturas realizaron avances importantes en áreas como la física, química, biología y medicina; lo que a su vez provocó que surgiera la necesidad de dar nombre a ciertos fenómenos o elementos naturales.

En tal sentido, el lenguaje científico alberga, de hecho, una enorme cantidad de palabras, cuyos significados resultan incomprensibles para personas que no estén familiarizadas con el contexto en que se encuentran formuladas, y donde resulta necesario conocer la etimología de éstas para facilitar su asimilación y comprensión.

La etimología1 es el estudio de las palabras, su significado, origen y evolución a lo largo de la historia. Al separarla de acuerdo con sus componentes, es decir, en base a sus morfemas o lexemas, cada uno de ellos puede entregar información sobre el significado de la palabra, lo que resulta útil al momento de encontrarse con un término cuyo significado es desconocido.

En el proceso de aprendizaje de las ciencias se vuelve fundamental el estudio de las raíces etimológicas de las palabras. Ante esto, Abril & Miño explican que "Amplía el vocabulario y permite comprender palabras que no pertenecen al léxico común. Facilita el entendimiento de cualquier texto (...) Con una base etimológica resulta sencillo recordar definiciones, inclusive se pueden construir a partir de los componentes de la palabra (...) Introduce al estudio de una cultura rica y variada y mejora la capacidad de expresión, facilitando el auténtico significado de las palabras"2

A pesar de que la importancia de la etimología en la enseñanza de las ciencias es clara, no se encuentra presente en los textos de estudio de asignatura, provocando así que el estudiante se vea enfrentado al desafío de incorporar información con conceptos que no comprende. Tarea que resultaría más sencilla si se contara con las herramientas adecuadas. De igual forma, las raíces etimológicas de terminología científica tampoco son parte de los contenidos presentes en los planes de estudio de carreras de pedagogía en ciencia. Por consiguiente, los docentes no la utilizan como recurso de aprendizaje dentro de sus clases, principalmente por el desconocimiento que poseen sobre el tema

A lo anterior se suma -como consecuencia de la aplicación de los modelos tradicionales de aprendizaje- el hecho de pedir a los alumnos que memoricen conceptos como método para ampliar su vocabulario. En las ciencias naturales esto es especialmente problemático, debido a que constantemente se van realizando nuevos descubrimientos y se desarrollan tecnologías que, a su vez, requieren de nueva terminología para su denominación.

En el área de la química se evidencia un problema típico relacionado con el desconocimiento sobre la etimología. Por ejemplo, en Octavo Básico3, donde se revisan los contenidos relacionados con la tabla periódica, los estudiantes tienen problemas cuando se les pide relacionar un elemento con su símbolo. Así, los errores más comunes encontrados en actividades de este tipo, es que se tiende a asociar las iniciales del nombre del elemento con su símbolo.

No obstante, los símbolos poseen una gran diversidad en sus orígenes. Los del Azufre (S) y el Fósforo (P) provienen del nombre que reciben en el idioma inglés, que corresponden a Sulfur y Phosphorus, respectivamente. Por otro lado, los de la Plata (Ag) y el Oro (Au) tienen origen en el latín y se relacionan con la apariencia del elemento; Ag proviene de Argentum que significa "blanco" o "brillante", mientras que Au se deriva de la palabra Aurum ("brillante amanecer"). Tenemos también el caso del Mercurio, cuyo símbolo Hg proviene del griego Hydrargyrum, formado por las raíces hydra (agua) y árgyros (plata), denominando así al elemento como "agua de plata", que hace alusión al estado físico en que se encuentra de forma natural.
Casos como los mencionados anteriormente justifican, en gran medida, la incorporación de los significados etimológicos a los currículos de Ciencias Naturales. Con esto no se busca la creación de una unidad completa dedicada a un estudio profundo de la etimología de términos científicos y su transformación, sino que lo necesario para que los estudiantes posean un conocimiento básico de las raíces y formantes grecolatinos más comunes a fin de aplicarlos en la comprensión y asimilación de vocabulario científico4.

Asimismo, resulta clave incluir etimología de términos científicos en las matrices curriculares de las carreras que forman a profesores de ciencia; de modo que sepan responder a la necesidad de incorporar estos contenidos en su futura labor docente.

Jacqueline Toro Valenzuela
Estudiante de Pedagogía en Ciencias con Mención en Química
Universidad Católica del Maule
Centro de Estudios Avanzados San Fernando
Ceasfdo.blogspot.com

Escrito el 22 de octubre de 2020

1 Miño, L & Quitral, M, "Etimología de conceptos de física en libros de texto y su uso por parte de los profesores", REINNEC, 2,2, (2018), páginas 16-32.
2 Abril, D & Miño, L, "Etimología de conceptos y términos científicos: un recurso importante a utilizar en las clases de ciencias", Educação Química en Punto de Vista, 3, 1, (2019), páginas 1-12.
3 Según programa de estudio de Ciencias Naturales de Octavo básico del año 2016, donde se ubica el contenido de Tabla periódica en la Unidad 4 ("Estudio y organización de la materia") y los estudiantes comienzan a evidenciar la problemática.
4 Lesage, L, "La enseñanza de etimologías grecolatinas aplicadas al ámbito científico: una experiencia", Revista de Didáctica de Cultura Clásica, Griego y Latín, 4, (2013), páginas 191-241.

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