Ollas comunes, esperanza en medio de la crisis económica

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Las ollas comunes han estado presentes en la historia no oficial de nuestro Chile en muchos y distintos momentos de crisis económica, pero es en la década de los 80, en el periodo de la dictadura militar cuando se transformaron en una acción comunitaria más permanente. Permitieron vencer el miedo, organizarse, apalear el hambre y sobrevivir ante la crisis social, política y económica que afectó a tantas y tantos pobladores.

El matriarcado se vive y respira en una olla común, toma sinergia de familión y mientras dura todo sabe a felicidad.

En los tiempos que vivimos hoy entre estallido social y efectos de la pandemia, sin duda respiramos con desconfianza ante todo lo que nos rodea, porque vemos día a día que nada cambia, porque el gobierno se encarga de demostrarnos que los intereses económicos están por sobre la vida y dignidad, porque nos dicen que todo está bajo control en materia de salud cuando estamos al borde del colapso.

No creemos cuando nos dicen que van a apoyar a las familias que lo requieren con un ingreso familiar de emergencia, pero con montos insuficientes y requisitos que dejan a muchos cesantes fuera del beneficio, cuando aún no se fijan precios para frenar la especulación perversa en materia de abastecimiento, cuando el Presidente dice que apoyarán con cajas de mercadería a las familias más vulnerables y aun no cuentan con los alimentos que se requieren.

Es difícil confiar cuando pareciera imposible hacer una ley que obligue a las empresas de suministro de agua y luz a congelar los cobros de las y los cesantes jefas y jefes de hogar, cuando las AFP tienen el descaro de notificar para informar que en estos últimos meses los fondos de pensiones han tenido pérdidas millonarias que solo afectan a los afiliados y no a las ganancias de las administradoras de pensiones.

En medio de este contexto desesperanzador, vuelven a resurgir las ollas comunes, tomando más vigencia que nunca el título que la socióloga, antropóloga y presidenta del Instituto Igualdad Clarisa Hardy otorgó a su libro “Hambre + dignidad = ollas comunes”.

Todo lo ocurrido desde el 18 de octubre ha desnudado aún más la desigualdad social que tanto se venía reclamando en las calles. El miedo, el hambre y la crisis económica han vuelto a instalarse en muchos territorios y realidades sociales, agudizado el descontento social que no deja de ascender, sin ningún tipo meseta, porque lo que lo sustenta es la aclamación de dignidad ante las erradas acciones del gobierno.

Las ollas comunes son un vivo testimonio de solidaridad y organización colectiva, son el mejor ejemplo de la esencia que necesitamos para resolver los problemas de desigualdad y cambiar el rumbo de nuestra historia republicana.

Natalia Sánchez Aceituno
Arquitecta y Magíster en Urbanismo
Vicepresidenta Regional de la Mujer – Partido Socialista de la Región de O’Higgins

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